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domingo, 23 de septiembre de 2012

UN ESPAÑOL EN PRIMERA LINEA DE LA COMIC CON


La Convención Internacional de Cómics de San Diego (Comic-Convention International of San Diego), más conocida como Comic-Con por fans e oriundos, es un evento de impacto a escala mundial sobradamente conocido. Pese a que sus inicios se remontan a los años 70 del siglo pasado en modestos emplazamientos de la ciudad californiana de San Diego, su camino hacia el estatus del cual hoy goza empezó su proyección a partir de 1991, mediante su conveniente traslado al Centro de Convenciones de la mentada localidad. Un duradero seguimiento por parte de los medios especializados de nuestro país imperantes en cada época (editoriales al principio, prensa especializada más tarde, y finalmente el mundo digital) ha causado que muchos aficionados a los comics crezcan con el anhelo de poder asistir algún día a este certamen. Entre ellos se encuentra un servidor, que hoy procederá a explicarle a todo aquel que lo desee las humildes impresiones acerca de su reciente asistencia a la Comic Con 2012.


UNA PRONTA DETERMINACIÓN A ASISTIR:

SAN DIEGO CONVENTION CENTER
Es muy importante decidir la concurrencia a la Comic Con de una forma seria y con mucha anticipación. La maquinaria de este encuentro se pone en marcha muy pronto, y el futuro asistente requerirá mucha atención así como presteza para poder conseguir su pase de entrada. En enero (siete meses antes de su arranque) ya empiezan las primeras referencias en la web de la organización . Entiendo que resulta muy útil explicar un poco estos primeros pasos, aunque hay que reconocer que se trata de una información inútil y tal vez tediosa para quien no se plantee asistir. Volviendo al tema, durante enero hay que obtener una ID (identificación previa). Este trámite pone al interesado en el conjunto de los que serán partícipes de la información del proceso, pero nada más. A partir de este momento uno recibirá una serie de extensos e-mails que es más que recomendable leer con atención si se quiere llevar todo a buen término. Entre finales de febrero y principios de marzo tiene lugar el proceso de registro (Online Badge Registration). Ahora se deberán inscribir los datos de todos los que deseen comprar un pase (hay que registrar también a futuros acompañantes, ya que las tarjetas con las que uno se desplazará por el recinto son todas nominativas y personalizadas). Esto te pone definitivamente en la parrilla de salida hacia la compra de los ansiados pases, que tendrá lugar en pocas semanas. La venta de entradas tuvo lugar este año el sábado 3 de marzo a las 8 de la mañana hora de California. He utilizado la metáfora de una carrera al referirme antes al proceso de compra porque literalmente la obtención de un pase de acceso (badge) se trata de una verdadera competición contra reloj. Para empezar, el registro se cierra el día antes de la venta, de manera que tus acompañantes se han de decidir con antelación o se quedarán sin entrada. Luego hay que estar prestos frente al ordenador al momento de apertura de la venta, en este caso las  cinco de la tarde hora española, dado que tengo entendido que en 2012 las entradas se agotaron en menos de dos horas. La compra está muy bien guiada gracias a la ayuda de manuales donde expresan los pasos a seguir en formato texto y audio, recomiendo seriamente emplear el tiempo que te pasas en una virtual sala de espera para repasar una y otra vez los pasos de compra. Recordad, no hay una segunda oportunidad si erras la primera. Con un poco de concentración, conocimientos de inglés y temple se consigue el susodicho badge (está en las modalidades de 5 o 4 jornadas, o individual día a día). Definitivamente se trata del punto más tenso de todo el viaje. A partir de ese momento, uno se puede consagrar sin prisa pero sin pausa al resto de pormenores que conllevan la asistencia: reservas de hotel, vuelo (hay 13 horas aproximadamente de trayecto desde Barcelona hasta San Diego. Y un trasbordo obligatorio), documentación, etc.
LA ANSIADA APERTURA DE PUERTAS
LAS COLAS INTERMINABLES Y COSPLAYS


YA SOBRE EL TERRENO:
UNA GRAN ORGANIZACIÓN
Tal vez resulte atrayente describir un poco el espacio donde tiene lugar Convención Internacional de Cómics de San Diego. El principal centro de operaciones es el Convention Center, aunque el evento se amplifica a diversos espacios emplazados como el adyacente Hotel Hilton (donde tiene lugar la gala de los Premios Eisner), así como otro escenario montado junto al paseo marítimo (feudo personal de Kevin Smith y su familia artística). Pero el principal protagonista de nuestras pasiones y frustraciones será un inmenso recinto de dos plantas que cuadruplica (lo digo a ojo de buen cubero, sin contrastar datos) el espacio que tiene nuestro Salón del Cómic de Barcelona. Lo primero que el asistente conocerá es un inmenso y luminoso vestíbulo situado en la 1ª planta donde acontece el primer día la otorgación de los pases. Más tarde este espacio cumple las funciones de lugar para el tránsito, esparcimiento en sus mesas, más punto de autógrafos. Una vez traspasada esta estancia se encuentra la mastodóntica planta que alberga las salas de actos, coronada por el gran y flamante Ballroom 20 (sala donde se dieron cita entre otros la serie Dexter, el 10º aniversario de Firefly o los encuentros con Matt Groening). Esta planta goza además de grandes terrazas para tomar el aire fresco mientras tiene lugar la espera a ciertos paneles.

En la planta inferior están emplazados, además de dos cotizadas plazas a las que me referiré en seguida, diferentes apartados de servicios como el guardarropa, atención al asistente o el punto de reunión de voluntarios. Pero a nosotros nos importarán primordialmente dos localizaciones vitales que se alojan en este nivel. El primero es el reputado Hall H, escenario de los más mediáticos eventos (The Hobbit, Game of Thrones, Man of Steel, Iron Man 3). Esta sala, dado el renombre de sus actos requería a la hora de acceder a ella el más exigente de los arrojos de toda la Comic Con. El segundo espacio más significativo del nivel principal era el Exhibit Hall, lugar donde se encontraban los stands y los espacios destinados a que los autores ofrecieran su arte a todo aquel que lo valorara. La zona de expositores se podría asumir como otro certamen contenido en uno mayor, puesto que también contaba con sus propios episodios de estrenos, firmas de autores y actores, charlas o ostentosos repartos de ingentes cantidades merchandising. Sólo la vida de esta parte del evento ya daba para mantener entretenido a cualquiera durante toda la jornada. Así es como empecé a vislumbrar que la subsistencia durante los cuatro días de actos oficiales no iba a resultar nada sencilla y habría que elegir minuciosamente donde y cuando estar, así como qué hacer en cada momento si  pretendía optimizar tan largo y apetecido trayecto.

La organización es sin duda uno de los puntos fuertes de la Comic Con. Un eficaz y disciplinado regimiento compuesto por miembros del  recinto, organizadores y voluntarios trabajan sin descanso en tareas de dinamización, información y manejo de multitudes. Así es como en ningún momento, por muy masificado que se encontrara el evento, el abajo firmante tuvo la sensación de estar desatendido o de que la situación estuviera descontrolada. Y cuando se manejan cifras de entre 130.000 y 150.000 visitantes (los niños menores de 12 años no necesitaban pase, de manera que el grado de asistencia infantil era indeterminado, aunque alto) es toda una proeza conseguir que las colas no bloqueen accesos, que no se interfiera el paso de los transeúntes, o que la gente logre entrar en su evento favorito si aún hay asientos disponibles. Por ejemplo, cuando una hilera debía desplazarse, miembros de la organización cortaban momentáneamente el paso, quedando el pasillo despejado una vez la fila era ágilmente desplazada. La ciudad también aportó por cierto su granito de arena destinando trenes, autobuses y agentes a la labor de facilitar el acceso y partida de los asistentes al certamen.

PRESENTACIONES, CHARLAS Y COLOQUIOS. LOS PANELES DE LA COMIC CON:

ROBERT KIRKMAN & CHARLIE ADLARD EN EL PANEL DE WALKING DEAD
Distribuidos entre temáticas como cómics, cine, series de televisión, literatura o videojuegos, los paneles (programas) de la Comic Con abarcan una riqueza de temáticas y géneros encomiable. Ahora bien, el denominador común de todos los acontecimientos era sin duda el conseguir entretener y divertir al espectador. Todos, absolutamente todos los actos visitados gozaron de gran dinamismo y sentido del humor a través de comentarios ingeniosos o anécdotas proferidas por los entrevistados. Esto sumado a un innegociable turno final de preguntas por parte de los asistentes contribuía a un acercamiento entre ambos lados de la tarima que generalmente resultaba muy gratificante. De esta manera es como me enteré por ejemplo de que Robert Kirkman encuentra al Reino Unido un país un tanto ridículo; que Marc Silvestri se lamenta de que Image Comics no reparta sus ganancias paritariamente entre sus socios y así embolsarse parte de los beneficios de The Walking Dead; que Before Watchmen: Silk Spectre ha afectado la vida marital (¿e intima?) entre Amanda Conner y Jimmy Palmiotti; o que a Joe Hill le encantaría que realizaran un videojuego de plataformas de Locke & Key protagonizado por él mismo haciéndole saltar entre habitaciones al tiempo que dispara sus famosas llaves.

Cuesta un tanto encontrar críticas realistas a los paneles, aunque se puede hablar del cierto tono corporativista que desprendían las exhibiciones de DC y Marvel. Que los editores (los autores solían quedar al margen) quisiesen vender su producto (descaradamente) es algo hasta comprensible. Sin embargo no te hace mucha gracia sintomáticos momentos como los  vividos en el panel de Before Watchmen. Cuando un aficionado hizo una pregunta referente al tema de la opinión de Alan Moore en ese asunto, se le cortó atropelladamente y se le concedió una respuesta rápida y evasiva. Sin embargo, a los pocos minutos otro espectador lanzó una consulta alabadora hacia el proyecto y consiguió un premio a cambio. Fue el caso más evidente de imparcialidad que servidor presenció, todo sea dicho. Otros aspectos algo empobrecedores de la experiencia también fueron que la falta de técnicos de la organización causó que a veces se dieran casos de torpeza con la imágenes proyectadas. Por otra parte, las salas más pequeñas, donde presencié paneles como los de Locke & Key, o interesantes charlas entre ilustradores de la talla de Charlie Adlard (The Walking Dead), Tim Bradstreet (The Punisher), Becky Cloonan (DEMO, Conan) o Mark Schultz (Xenozoic Tales) carecían de micrófonos para el público y las preguntas de los asistentes no alcanzaban a escucharse al final del recinto.
BEFORE WATCHMEN
PANEL VERTIGO


A todo esto, también hay que confesar que la cohabitación con otros fans americanos fue de los más grata. Los allí llamados geeks con los que charlé eran gente muy cordial, plural y bien informada. Solían aguantar perfectamente en los diferentes frentes abiertos durante las conversaciones (super héroes, Game of Thrones, comic independiente, manga, cine asiático...). La imagen trasmitida del perfil de gente que acudía a los paneles era de aficionados muy puestos y realmente polivalentes a los que tan sólo les pude sacar algo de ventaja a nivel de cómics Vertigo (ejem,ejem) y BD europea. Aunque lo más asombroso de todo fue la notable cantidad de aficionados asiáticos que comprende la Comic Con, sin duda la etnia más cuantiosa después de los anglosajones. Esto quizás sea la raíz de mucha presencia de tendencias manga y anime entre vestuarios y demás complementos.

LA ZONA DE STANDS, LA GRAN ALTERNATIVA:

STANDS

Se ha tocado más arriba el tema de la zona comercial. A lo antes expuesto tan sólo añadir que los asistentes pudieron presenciar como lucían sus mejores atributos, a través engalanados espacios, empresas del ramo de los videojuegos (Activision, Ubisoft, EA, Capcom, Sony), jugueteras (Mattel, LEGO, Hasbro), cinematográficas y televisivas (Lucasfilms, Nickolodeon, Fox, CBS, Cartoon Network). Y por supuesto también tenían presencia de una forma u otra todas las editoriales del panorama americano del cómic. Al menos todas la que servidor conoce. En el stand de Marvel primaba sobretodo la promoción de Irom Man 3, mientras que en el de DC se sopesaba más pluralidad de temáticas. A Image Comics la encontrabas diversificada por estudios (Top Cow, Skybound, etc.) y Dark Horse se alzaba coronada por una considerable pieza de ajedrez que da nombre a la editorial. A parte de esto, había un gran surtido de autores ofreciendo dibujos y firmas, así como espacios de lo más variopintos destinados a todas las áreas del coleccionismo o el fandom. Tal vez se podría destacar la predilección que se confiesa en EEUU por el Steampunk, puesto que el gusto por semejante estética "retro tecnológica" está muy poco implantada en nuestros salones. ¿Que se podía hacer en esta parte de la convención? Muchísimas cosas, conseguir merchandising o autógrafos, hacerte fotos en los escenarios más variopintos o junto a tus personajes preferidos, jugar a videojuegos, ver tráilers y comprar, especialmente comprar los cientos de tentadores artículos servidos a disposición de todo el que paseara con dólares en el bolsillo. Personalmente, allí servidor charló con responsables de Avatar Press o Red5 Comics. También pregunté a los responsables de la deliciosa colección The Stuff of the Legend si habían recibido ya ofertas de publicación en España, a lo que me respondieron que todavía no. Otro memorable momento fue cuando conocí al librero y sin embargo amigo personal de Brian Wood, del que conseguí suculenta información respecto a qué sucedió realmente entre DC Comics, Brian Wood y la colección de Supergirl. Sirvan estos ejemplos como muestra de que no hay que dejar de pasarse por la parte de expositores.

CONCLUSIONES:
MASIFICACIONES
Simplemente no hay excusa para poder ir a la Convención Internacional de Cómics de San Diego y no hacerlo. El dominio del idioma tampoco. Los paneles resultan muy accesibles si se cuenta con un nivel medio de inglés. Si puedes extraer el contexto al ver una serie o una película en versión original, te sobra para entender los paneles. Y desenvolverte por la zona de expositores es todavía más sencillo. A todo esto hay que sumar que dado a una localización geográfica vecina a Méjico, gran parte de los voluntarios y personal de apoyo se expresa en español. La experiencia será sumamente recomendable. Servidor descubrió curiosidades como por ejemplo que los fans americanos son muy recatados, yo (orgulloso con mi camiseta de Star Wars The Clone Wars) viajé desde Nueva York a San Diego y no descubrí a los geeks de mi vuelo hasta aterrizar. Y al día siguiente todos iban debidamente uniformados de camino a la convención. También me percaté de que el gasto más tondo que realicé fue pagar hotel, ya que muchas personas acampaban la noche anterior a las puertas del Centro de Convenciones para guardar sitio en el acto de la mañana. Y también hubo incluso momentos trascendentes, como el de un grupo de predicadores (con pancartas a lo Walter Kovacs) que no paraban de repetir que iríamos al infierno de seguir por ese camino. Pero sin duda una de las cosas que te conquistan es que estés lamentándote de no haber podido conseguir plaza en la presentación Django Unchained y de pronto el mismísimo Quentin Tarantino aparezca por sorpresa en el panel en que te encuentras anunciando la adaptación al cómic de dicha película. Ya para terminar, tan sólo insistir en que la Comic Con puede que no sea la convención perfecta. Los fans más recurrentes añoran los tiempos en que este certamen era más pequeño y exclusivo de cómics (¿a qué me sonará eso?). También se muestra muy poco interés en su zona de exposiciones; y concentrar los actos más importantes en los mismos días y a la misma hora (viernes y sábado por la mañana) propició gran masificación de personas en un mismo espacio. Sin embargo, su exquisita organización, un recinto muy bien provisto de servicios (higiene, alimentación, descanso) y ver a una ciudad volcada totalmente en el evento, sumado a la increíble oferta cultural que representa, hace que esos pocos días merezcan completamente la pena.
UN ORGULLOSO GEEK

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