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lunes, 20 de septiembre de 2010

EL CÓDIGO SHAKESPEARE

Hay una fascinante historia de misterio y conspiración que camina junto a la figura de William Shakespeare (1564 - 1616), ya que son cada vez más los que creen que en realidad este autor no escribió ninguna de sus obras. Confieso que esta curiosa aseveración me llegó a través de un cómic. Para que luego digan que el arte de las viñetas no instruye. En concreto, en una tira de LIBERTY MEADOWS de Frank Cho, el personaje de Al - un camarero de lo más serio e intelectual - comenta: “Mira, Ralph, por última vez, no voy de Shakespeare. Mi disfraz es de Francis Bacon, el verdadero autor de las obras de Shakespeare, ¿vale? Shakespeare sólo era un actor iletrado”. - LIBERTY MEADOWS nº1, pag.95, tira 3. Ed. La Colla de la Pessigolla (2001).

Más tarde, en una relectura de SANDMAN descubrí que el guionista Neil Gaiman trataba también la teoría de la no originalidad en el número La Tempestad (#75). Durante la trama, el escritor Benjamin Jonson (1572  - 1637) duda del entonces ya veterano maese Will: “¿De dónde has sacado ésta [obra]? ¿Has asaltado otra vez al pobre Hounshed? ¿O es Plutarco quien sufre tu depredación? ¿Por qué siempre robas argumentos a los demás, Will?”

Todas estas sugerencias no son más que meras aproximaciones al corpus de un fascinante debate que lleva largo tiempo produciéndose en la literatura. De manera que las preguntas que servidor se hace son, ¿es realmente posible que el escritor más  famoso de la lengua anglosajona no sea en realidad más que un mito? ¿Y si Shakespeare no escribió sus obras, quién lo hizo? Esto es lo que trataremos hoy, con la intención no de resolver todo el misterio, sino de encender la chispa de la curiosidad en todo aquel que vivía ajeno a esta polémica.
En primer lugar, la constatación histórica de que la autoría de sus muchas obras corresponde a Shakespeare proviene del volumen conocido como Primer Folio, un documento datado en 1623 que relaciona numerosas de las obras más importantes de la lengua inglesa y nombra a los autores de éstas. Y a partir de aquí empiezan los misterios. Ni siquiera se sabe con inequívoca seguridad que existiera un actor llamado William Shakespeare, dado que este apellido podría bien ser un seudónimo. La traducción de dicho apellido significa “el yelmo de Minerva”, y según la tradición este yelmo hacía invisible a su portador; con lo que estamos ante lo que podría ser en realidad un “nom de plume” escogido haciendo buena gala del particular humor inglés. Pero hay muchos más elementos que invitan al escepticismo. Para construir muchas de las obras firmadas por Shakespeare, el autor debió ser versado en cantidad de obras italianas, españolas, griegas y latinas. Ni que decir tiene que este material estaba accesible tan sólo en su lengua de origen y muy pocas más, lo que exige un gran conocimiento de tales idiomas. Sin embargo, Shakespeare no fue a la universidad, ni se conoce que viajara nunca fuera de Inglaterra, y en el mejor de los casos estudió en la escuela pública de su pueblo. Entonces parece muy poco probable que alguien con un historial académico tan limitado fuera capaz poseer el alto nivel cultural que plasman las obras del literato. Incluso llegó a crear gran cantidad de nuevos vocablos que han sido implantados en la lengua inglesa. Una sospecha más, tras su muerte se descubrió un muy elaborado testamento, detallando los bienes de este. ¿Cuántos libros figuraban entre las posesiones de Shakespeare? Ninguno. Algo muy raro en un escritor, quien normalmente vive inundado de textos. Por otro lado, parece claro que quien quiera que escribiese Romeo y Julieta no había puesto nunca un pié en  Verona, por lo que en este caso si se sostendría la teoría de que está escrita por alguien poco ilustrado.
Sakespeare en El sueño de una noche de verano.
Hasta aquí las razones que hacen dudar de la figura de Shakespeare como autor real de sus obras. Es el momento ahora de tratar los posibles candidatos a autores materiales:
-Francis Bacon (1561 – 1626): Este escritor terminó arruinado; así que le hubieran venido muy bien los beneficios que ser autor de las obras de Shakespeare reportaban. Además, en su New Atlantis transmite un considerable nivel de misoginia que choca con las idílicas heroínas shakesperianas.

-El Conde de Oxford (1550 – 1604): Este noble es fácilmente descartable, dado que La Tempestad está escrita en una fecha posterior a su muerte. Además, en diversas obras de Shakespeare se ignora, se ningunea o se critica la figura de este aristócrata.

También existen otros candidatos como Sir Henry Neville; o un hijo bastardo de la reina Isabel I de Inglaterra que utilizó a Shakespeare como vehículo literario por miedo a comprometer su posición; o incluso se especula que la obra del literato de Stratford en realidad corresponde a un conjunto de autores. Como se puede ver, hay para todos los gustos.
Sin embargo, el candidato más conspiranoico a la par que razonablemente coherente es el gran dramaturgo Christopher Marlowe (1564 – 1593). El autor de entre otros escritos El gran Tamerlán, Doctor Fausto y La masacre de París era un hombre muy culto y de una exquisita educación, viajero y gran experto en algunas de las materias que aparecen en la obra de Shakespeare. También era agente secreto de la Reina Isabel I. Estudios concienzudos han demostrado que algunas partes en las obras teatrales de Shakespeare corresponden a la pluma de Marlowe. Al parecer esto está muy claro en obras como La Tempestad, pieza teatral ampliamente tratada en SANDMAN. Bien es cierto que  en las compañías de teatro de la época era común que los autores pertenecientes a estas se ayudaran unos a otros y aportasen fragmentos o versos. Aunque la escusa de la ayuda no siempre queda justificada, puesto que estudios hechos sobre la obra Hamlet aseveran que está escrita por una única persona. Pero la principal razón para descartar a este candidato sería la prontitud  de su muerte ocurrida en 1593, razón por la que es imposible que fuese el autor de gran parte de la producción de William Shakespeare (que se extendió hasta 1613). Este prematuro final le devino a Marlowe con menos de treinta años, siendo asesinado durante una disputa con un fiel amigo. El caso es que hay diferentes hipótesis sobre este sucedo, y no pocos se atreven a cuestionar seriamente la veracidad de la versión oficial. Dado su posición de miembro de la inteligencia de la corona, es bastante posible que todo no fuese más que una farsa, que Marlowe no muriera en realidad y que se exiliase de Inglaterra. Entonces, este genial escritor hubiera por motivos obvios abandonado su nombre para comenzar a firmar sus obras como Shakespeare. Se cree que tras fingir su muerte, Marlowe pasó largos años viajando por toda Europa disfrazado; empapándose de la cultura necesaria para escribir las obras de que firmaba como William Shakespeare. Es posible hasta que Marlowe residiera en España un tiempo y conociese a Miguel de Cervantes. ¿Pero qué pruebas hay de esto, en que  nos podemos vasar para respaldar esta teoría? Por ejemplo, todos los temas que Christopher Marlowe  trató con su propia firma los repite como William Shakespeare. El problema de los judíos en Europa queda perfectamente reflejado en El judío de Malta de Christopher Marlowe; al igual que en El Mercader de Venecia de William Shakespeare.
Shakespeare y Marlowe.
Es realmente difícil tratar este tema en profundidad con tan sólo un post, es por ello que recomiendo al interesado que visite algunas páginas donde se desarrolla este debate como  www.doubtaboutwill.org , página del SAC (Shakespeare Authorship Coalition's – Cualición de la autoría de Shakespeare). También hay sobrada información sobre la teoría Marlowe en http://www.marloweshakespeare.org . Por otra parte, servidor se ha documentado para este artículo en un podcast  del fantástico programa Ser Historia de la Cadena Ser; así como la convincente declaración sobre la duda razonable que realiza Isabel Gortázar, participante también en el programa antes citado. Ni que decir tiene que recomiendo tanto la escucha como la lectura de estos ambos apartados.

Y termino con un consejo destinado a la pérfida Albión: señores, una vez hayan acabado de descubrir quién se esconde tras Jack el Destripador; por favor pónganse muy en serio con el asunto Shakespeare. Pues parece imposible que se cierna tan polémica discusión sobre una figura universal como es William Shakespeare. Aunque nosotros los españoles también tenemos motivos por los que bajar la vista en estos menesteres, porque no más cierto es el misterio que existe alrededor de la figura de Cristóbal Colón. Pero eso es ya otra historia…

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